Telescopio Kepler y zona de observación (field of view). Credit: NASA/JPL
El telescopio Kepler es parecido al telescopio Hubble: flotando fuera de la atmósfera de la Tierra tiene una vista extraordinaria a las estrellas. La ventaja es que no hay nubes, ni mal tiempo, ni alteraciones atmosféricas. Detecta a candidatos exoplanetas midiendo la luminosidad de las estrellas. Si esa luminosidad está variando periódicamente, posiblemente hay planetas circulando la estrella, quitando algo de la luz que llega al telescopio cuando pasa por delante de la estrella.
Curvas de luz en un tránsito (transit light curves): cuando un planeta pasa por delante de una estrella, la luminosidad (flux) disminuye. Credit: NASA/Kepler Mission
El Kepler apunta todo el tiempo a una región en la misma constelación, Cygnus-Lyra, y no tiene la capacidad de cambiar su zona de observación. Pero hay bastantes estrellas en esa constelación como para estar ocupado por mucho tiempo.
La meta última es encontrar exoplanetas habitables. Para eso deben de cumplirse varias condiciones. La estrella tiene que ser parecida al Sol, el exoplaneta de tamaño parecido a la Tierra y debe darse una distancia planeta-estrella similar a la que existe entre Sol y Tierra. Solamente así se puede garantizar que exista agua, la base de toda vida tal y como la conocemos.
El telescopio Kepler se va a quedar midiendo por lo menos 3 años y medio, si no más. Queda mucho tiempo para encontrar muchos más exoplanetas. Tal vez algunos parecidos a la Tierra, y por lo tanto, con posibilidades de albergar vida.
Más información: NASA y Kepler mission site
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